Yacimiento conocido de antiguo, las primeras campañas de excavación se desarrollaron entre 1941 y 1946, exceptuando el año 1944, bajo la dirección de Joaquín Sánchez Jiménez, entonces director del Museo de Albacete. Se trata de una necrópolis de cronología extensa y variada, “que a priori oscila entre cerámicas a mano de tradición de Bronce Final a producciones romanas con lucernas de volutas” Las tumbas ibéricas son la mayoría, encontrando diferentes variables: práctica generalizada del rito de incineración, presencia de alguna inhumación infantil, ausencia aparente de ustrina (se distingue entre tumbas de cremación que presentan grandes bolsas de cenizas, y las de incineración en las que aparecen huesos y ajuares calcinados pero sin pruebas de hoguera), poca presencia de estructuras monumentales, y abundante presencia de hoyos de incineración simples así como urnas de incineración (MARTÍNEZ PICAZO, I. 2016, pp. 31-33).
Comments