Frente a un contexto de cybermedia, en el que la sofisticación de la tecnología ingresa en la vida humana, es necesario repensar el rol de los componentes tecnológicos que nos rodean como parte de un sistema complejo más allá de su utilización. Estos, a su vez, apuntarían a funcionar como catalizadores para un pensamiento sostenible entre agencias humanas y no-humanas. El silicio, en este caso, se posiciona como el eje central de este proyecto para plantear una instalación a partir de las relaciones generadas desde la materia en bruto y como tecnología. La materia se expande entre sedimentos tejidos, susurra en código entre circuitos y rocas y reaparece como un agente invasor en nuestro cuerpo. Estas narrativas no-humanas se encuentran reunidas en una libroarte del proyecto.
La instalación consta de 4 piezas: una visualización 3D, dos sensores armados con Arduino y una serie de 4 afiches.