Escultura que podemos admirar en el espacio dedicado al mundo romano del Museo Arqueológico de Cataluña. Se trata de la representación del dios Jano o Janus, cuyas caras están mirando en direcciones opuestas. Jano es el dios de las puertas, no sólo en sentido físico, sino vital. Es el dios de los cambios, los pasos, por eso a él se consagran las puertas y umbrales. Simboliza el devenir de la vida, la evolución, y por eso tiene dos caras, representando la incertidumbre de lo que está por venir. Probablemente decoraría alguna entrada de inmueble. Le fue consagrado el primer mes del año (que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero y de ahí derivó a Enero). Su representación habitual es bifronte. Su templo principal permanecía abierto en la guerra y cerrado en la paz y un arco dedicado a él debía ser atravesado por los ejércitos antes y después de ir a la batalla. Algunos investigadores relacionan a Janus con el Hermes egipcio, ya que no hay correspondencia en el panteón griego.
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